Negocio firme, pero sin margen para improvisar

  Durante el 12° Congreso Ganadero organizado por la Sociedad Rural de Rosario, el Ing. Agr. Sebastián Riffel ofreció una disertación bajo el título "Claves para aumentar la producción de carne y la rentabilidad en campos mixtos". Ante el auditorio que seguía atentamente sus palabras, el especialista en producción animal trazó un panorama del nuevo escenario económico y sus implicancias para la ganadería argentina.

  "El negocio está firme, pero eso no implica margen para la improvisación", advirtió Riffel, quien repasó la evolución histórica de los precios de la hacienda y la comparó con las nuevas condiciones macroeconómicas. A su juicio, el ciclo de precios ascendentes que compensaban ineficiencias llegó a su fin.

  Con un tipo de cambio unificado, inflación en descenso y una brecha cambiaria eliminada, la ganadería enfrenta un escenario más previsible, pero también más exigente. "Hasta hace poco, el aumento del precio del novillo permitía cierta laxitud en la gestión", sostuvo. 

Hoy, la eficiencia dejó de ser una opción y pasó a ser una necesidad .

  Como dato ilustrativo, destacó que el precio del ternero en dólares aumentó notablemente: pasó de 2,23 en 2023 a 3,52 en la actualidad, un valor sin precedentes en términos históricos. "No hay excusas. Los números dan, pero hay que hacer bien las cosas", señaló.

  En otra parte de su exposición, Riffel marcó una diferencia clave con el sector agrícola. A diferencia de la ganadería, donde los precios acompañan, la agricultura enfrenta una relación insumo-producto más ajustada, lo que cortó el flujo de capital desde los cultivos hacia la producción animal.

  En consecuencia, muchos campos mixtos dejaron de recibir el "subsidio cruzado" de la agricultura y ahora deben sostenerse con eficiencia interna. "El modelo ganadero tiene que funcionar por sí solo. Esa es la verdadera intensificación: producir más, pero sobre todo, producir mejor", afirmó.

Intensificar con criterio

  Lejos de proponer una receta única, Riffel planteó distintas estrategias de intensificación, adaptadas a cada contexto. "No se trata de sumar animales o sembrar más pasturas sin planificación. Se trata de entender el sistema y optimizar cada recurso", explicó.

  La situación es especialmente delicada en los campos alquilados, donde los márgenes son negativos si no se ajustan todos los aspectos del manejo. "Hacer cría en campo arrendado exige un nivel de eficiencia altísimo. Si no se mide cada decisión, no cierra", remarcó. Según sus cálculos, en esos casos la rentabilidad apenas ronda el 4%, y solo si se gestiona con precisión.

  En los campos propios, el panorama mejora. "Todos los modelos pueden ser viables si se manejan bien. Hablamos de márgenes entre el 4% y el 5% anual, lo que convierte a la ganadería en un negocio razonable, aunque ya no perdona errores", advirtió.

Una ventana que hay que aprovechar

  En el cierre, Riffel dejó un mensaje enfático. "Hoy tenemos un entorno macroeconómico que favorece a la ganadería: libre comercio, precios altos en dólares y reglas más claras. Pero no alcanza con tener un buen contexto. Hay que adaptarse, profesionalizarse y tomar decisiones precisas, lote por lote".

  Y concluyó con una frase que resume el desafío actual: "Es tiempo de producir mejor, no más. La rentabilidad no va a venir sola. Hay que salir a buscarla".